GLASST es una startup colombiana que desarrolla materiales avanzados, llevando las ciencias aplicadas a un nuevo nivel, entregando productos disruptivos y sostenibles que transforman las industrias de diferentes sectores.
Esta compañía fue fundada en 2011 por Juan Camilo Botero, un joven paisa con estudios en marketing y finanzas que haciendo uso de sus conocimientos y capacidad de innovación, decidió hacer parte del ecosistema emprendedor. Hoy GLASST está en ocho países, genera más de 30 empleos directos y tiene colaboradores en Colombia, Ecuador, Perú, México y Estados Unidos.
Ha desarrollado cuatro productos novedosos basados en tecnologías como termodinámica, nanotecnología y biotecnología que dan respuesta a los dolores de cabeza de diferentes industrias, incrementando su productividad y dejando un impacto positivo en el medioambiente.
Transformar un problema en una oportunidad
GLASST nace en medio de un problema que Juan Camilo vio como una oportunidad de negocio. Cuando trabajaba en la empresa de muebles de lujo que creó con su familia, veía que los rayones en los vidrios impactaban negativamente las ganancias. Investigando más, descubrió que el sector de la construcción tenía el mismo problema, el 10% de los vidrios de un proyecto debían reemplazarse a causa de los rayones que ocurrían durante el proceso constructivo. Allí se dio cuenta que estaba frente a una idea ganadora.
Fue así como GLASST inició prestando sus servicios con una tecnología de restauración de vidrios. Después encontró un producto que, aunque era aplicado en la industria aeronáutica, podía servir para proteger los vidrios durante la construcción de una obra. Es decir que pasó de quitar rayones a evitarlos.
Matar a la vaca lechera
Para 2016 la competencia llegó y la compañía que ya tenía clientes y un producto exitoso, se vio sumergida en una crisis a causa de un producto que, aunque podía parecer similar y tenía un precio mucho menor, no se igualaba en calidad. La vaca lechera de GLASST estaba en problemas.
Después de intentar distribuir este producto Juan Camilo decidió matar a su vaca lechera, “decido matar a mi vaca, es decir, salir de la zona de confort y dejar ir un producto que nos había ayudado a crecer como compañía”. Sabía que seguir vendiendo un plástico líquido, tarde o temprano iba a dejar de ser rentable.
Como en la fábula de la vaca, en la que esta muere y se ven obligados a innovar, la compañía renuncia al producto del competidor y decide desarrollar desde cero uno que cumpla con todas las especificaciones que ellos por calidad, resistencia y desarrollo, querían.
Una apuesta en grande
El nuevo producto desarrollado se trata de un líquido que se aplica como si fuera una pintura y que al secarse se convierte en una película biodegradable y compostable, reemplazando los plásticos de un solo uso, tan comunes en la construcción.
El Protector Universal, como es llamado el primer producto, fue el punto de partida para empezar a desarrollar otro, que a partir de la misma base del material, se convertiría en UnPaint, una pintura removible que por sus cualidades, podría considerarse como el antagonista en su categoría, es la primera pintura de tipo arquitectónico creada para removerse cuando el usuario lo considere.
Este tipo de desarrollos cambiaron a GLASST por completo, pasó de ser una compañía de distribución de productos en una de investigación y desarrollo, con un portafolio verdaderamente disruptivo.
Encontrar una oportunidad en un océano rojo
Los productos de Glasst se han caracterizado por tener creatividad, tecnología y ciencia, componentes ideales para desarrollar ideas de negocio en un océano azul, pero también han nacido gracias a la capacidad de encontrar oportunidades de mejora en océanos rojos, esos que tienen mercados definidos y están llenos de tiburones. Escuchando e insistiendo en que es posible salirse de lo tradicional para mejorar con disrupción es que nació el desmoldante para concreto.
Tradicionalmente se han usado desmoldantes que son contaminantes para el medioambiente y potencialmente tóxicos para las personas. Escuchando los problemas que tenía una constructora paisa con este producto lograron desarrollar un desmoldante versátil, seguro para las personas y el medioambiente, de fácil aplicación, bajo costo y que permite dejar las superficies limpias, mejorando notablemente los acabados. El producto ha sido tan exitoso que, para finales del 2021, GLASST será la compañía líder en Colombia vendiendo más desmoldantes de concreto que muchas multinacionales reconocidas con años en el sector.
Creerse grande hasta lograrlo
Muchos emprendedores sufren el “síndrome del impostor”, esa voz que les dice que lo que están haciendo es una farsa, que no son capaces de desarrollar su idea. “Como emprendedores tenemos que creernos el cuento más que nadie, hay que creerse tan grande y visualizarse tan grande, hasta que finalmente lo seamos”.
Durante el 2019, la compañía realizó el proceso de validación de su portafolio de productos, encontrando interés en diferentes aliados y mercados, esto le permitió tener ventas a cierre de ese año por US $667 mil. En el 2020, pese a cerrar sus operaciones durante cinco meses debido a los impactos generados por el Covid-19, logró finalizar el año con un total de ventas de US $497 mil y más importante aún, lo hizo sin necesidad de prescindir de ningún miembro de su equipo. En el 2021 se consolida con una proyección de ventas de US $1.7 M.
GLASST recibió varios “red ligths” pero persistió confiando siempre en el potencial de su negocio. Hoy tiene aliados estratégicos en Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, Chile, Costa Rica, México y Estados Unidos, un material patentado, tres productos totalmente desarrollados y cinco más en proceso.
La historia de innovación y disrupción sigue para esta startup que va en camino a una Serie A, lo que seguramente la llevará a consolidarse como un importante actor global en los próximos años.